viernes, mayo 23, 2008

Rapidito: Curando una herida

Tengo una herida en la rodilla en pleno proceso de curación y esto unido al hecho de que ando bajito de energía por aquello de estar solito en este mundo me ha despertado un cierto aire trascendental.

Hace dos semanas, en extrañas circunstancias, me herí en la rodilla. Fue un raspón, una perdida parcial de una o dos capas de piel justo en la rodilla y en el punto en el cual la piel se estira y recoge lo que ha complicado un poco el proceso de curación.

Una herida nos puede llegar en cualquier momento y desde cualquier lugar o persona. Como casi siempre, de forma inesperada y dependiendo de la causa o el lugar de la herida es más o menos difícil de curar.

En principio no cubrí adecuadamente la herida y empezó a pegarse a mis pantalones, de forma que si me sentaba por largo rato, al pararme tenía que despegar la tela de la herida con el consiguiente dolor y sangrado.

Permitir que la herida se cubra con lo primero que se tiene a la mano no parece una buena idea. Esta concepción puede corresponder a esa idea de que un clavo saca otro clavo pero puede ser peor porque cuando nos demos cuenta que con lo que la estamos tapando no va a ayudar a sanarla, vamos a tener que despegarlo y volveremos a sangrar.

Después decidí que debía cubrir la herida, me puse una ‘curita’ y me olvide de la herida hasta que bañándome vi que estaba sucia y al olerla no era agradable. Tuve que retirar la curita con los pelos que se me habían pegado, algunos pedazos de piel y remover el adhesivo alrededor de la herida.

Tapar la herida, alejarla de la luz, de la mente y el corazón, tratar de enterrarla no parece ayudar mucho en el proceso de curación puede que finalmente se logre pero va a tomar más tiempo. No sabemos que se tenga que sacar de nuevo a la luz cuando hubiera sido mejor no volverla a tocar.

Limpié la herida y decidí dejarla al aire libre para que se secara y permitirle a mi cuerpo actuar pero llegaron otros factores, los externos. Primero fue en el bus que justo frenó cuando me puse de pie y choque mi rodilla, abriendo de nuevo la herida.

En la curación, cuando ya se es conciente de que se debe dejar pasar el tiempo, no falta el golpe certero que pudiera volver a abrirla y que llega de la nada y cuando menos se espera.

Siguieron los ataques externos, esta vez de dos amigos. Uno en la universidad, dándome un consejo, enfatizó con un certero golpe en la rodilla y una compañera de trabajo vio algo blanco en el pantalón a la altura de la rodilla y le dio por clavar su uña justo allí para tratar de retirarlo.

Muchas veces de forma intencionada o no, debemos estar preparados para que los demás nos recuerden la herida y hasta la hagan sangrar de nuevo. No falta el amigo bocón que sale con justo lo que uno no quería escuchar o que al tratar de darnos consejos para que nos sintamos mejor termine haciéndonos llorar.

En este momento, mi rodilla está mejor, curando lentamente y me mantengo más alerta, sin embargo se que con tantos inconvenientes en este proceso, cuando finalmente cure, va a quedar una buena cicatriz.

Deberíamos dejar curar nuestras heridas al ritmo que necesiten y después no olvidarlas, no con el ánimo de guardar rencores si no tomarlas como experiencias que nos permitan evadir estas situaciones en el futuro o al menos saber cómo podemos cerrarlas una vez abiertas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tenes toda la razón, con esto que me ha pasado con Luis y la ruptura y saber la calaña de persona que era estando conmigo, y lo engañado que me tenia, me demuestra que esas heridas se deben cuidar, pero no sobreprotejer, tampoco se puede tapar el sol con un dedo o mejor dicho, dejar la herida al aire libre para que sane, es díficil creer cuanto daño puede hacer una herida descuidada.

Me gustaría que te pasaras por mi blog, que comentes y que participes, desde que empece a leer tu blog veo que hay personas allá afuera que comparten ideas conmigo a pesar de que nunca nos hayamos visto en la vida, y un censejo para todos:

¿Cómo vas a abrir el carzón si nunca te lo han roto?

Anónimo dijo...

Una excelente analogia y un buen ejemplo a tener presente.

Saludos

Monchis dijo...

Hola Adrian,

Concuerdo con Akira en la acertada e ingeniosa analogía.

Yo además agregaría que cuando la herida es superficial... ella se cura solita.

Si es un poco mas profunda requerirá nuestra atención y la curación correspondiente.

En casos graves, toca recurrir a un especialista.... y como todos sabemos, ellos no se andan con rodeos ni hacen caso a melindres: de una lo restriegan a uno con desinfectante y le escarban hasta bien hondo para sacar toda la materia mala; luego la cubren y le recomiendan reposo y una aspirina por su le duele mucho.

Las heridas del corazón, son iguales a las de las rodillas... si te fijas bien no encontraras a NADIE que tenga sus rodillitas intactas, y si de casualidad eso ocurriera uno lo primero que preguntaría es:

Oiga parce... usted fué que nunca jugó cuando estaba chiquito?

Adcicionalmente también le cae a uno la frase que le decía la mamá cada vez que uno llegaba llorando y sangrando:

Tranquilo, papito... no llore mas que no le pasó nada!!!

Saludos,

Monchis dijo...

Sorry... Andrés.

Tuve un lapsus.

Adrían... tu me entienes!!!

Anónimo dijo...

Yo entiendo Monchis fresco, pero el mismo Andrés dice que lo que haces en mi blog es muy "Bonito", y así también lo creo.

Milo Gasa dijo...

¿Seguro que sólo estamos hablando de un raspón?. Niño, va a haber que salir más a menudo... trabajar para vivir y no vivir para trabajar, porque esta falta de Sr. Pues ya le está resintiendo externamente y eso es feo. ¡No se deje weon!, si de algo sirve, si le moviliza algo... si un servidor no estuviera casado y tan lejos... vaya, vaya...

Un abrazo.

Sandum dijo...

Wow! Si el anterior me parecio original creo que este se lleva las palmas!!! Me rindo a sus pies señor, un excelente simil para simplificar algo tan complejo y dificil de vivir... Saludos!

Merlín Púrpura dijo...

Andrés pues:
¡Genial metáfora, parábola o analogía! Me he quedado sin palabras ante tan buena comparación. Agua oxigenada, pa qu eno se infecte; y paciencia, que sanará, y quedarà lista para un nuevo raspòn. Las peores con las del corazón... y aùn asì, sanan.
Aun siendo un Merlín Púrpura, no tengo pociòn para esas.
Abrazos màgicos

Mi PLACEBO dijo...

La calidad del blog crece tras cada post, se le (nos) está pasando a muchos... :)... buen post

JP dijo...

Wao...

Esos raspones en la rodilla si que son complejos... como los del corazón.

Inicialmente la rodilla no se puede dejar quieta...como cuando decimos, no mas amores por ahora... pero al corazón no le entran ni el aire ni el frescoq ue hacen sanar mas rapido las heridas...

No falta cuando tanto en la rodilla como en el corazón creemos que ya podemos moverlo y nos damos cuenta que no es así.

Este post es de esos que lo dejan pensando a uno.... me parecen geniales!