Osher me regaló una almohada nueva diciéndome: “Para que tengas nuevos sueños, porque algo de cierto debe tener aquello de consultarle a la almohada.” Así que decidido a acabar con mis cavilaciones nocturnas y viejos sueños, planeé como deshacerme de mi vieja almohada.
Mi vieja almohada era diferente a las demás de mi casa porque la hizo mi mamá alguna vez con una tela para la cual no halló mejor destino y yo me apropié de ella porque era compacta y mantenía la forma. Pero la vieja almohada no tenía punto de comparación con la nueva que me dio Osher y que tiene tecnología de ‘espuma inteligente.’
Me di cuenta que era noche de luna llena y me pareció perfecto hacer una especie de ritual para despedir a mi vieja almohada. Así que me comencé mi tarea. Salí al patio y fui al rincón de las cosas olvidadas entre las cuales sabía que había un gran sartén usado algunas veces en diciembre para hacer natilla de la forma tradicional. Tomé el sartén y lo llevé al centro del patio. Luego fui a buscar papeles y los eché en el fondo. Nuevamente entré a la casa y busqué alcohol. Mientras yo entraba y salía de la casa mi mamá estaba distraída viendo sus novelas.
Cuando ya tenía todo listo fui a buscar la almohada. La puse en el fondo del sartén y rocié todo con alcohol. Saqué la almohada y la dejé a un lado. Ahora necesitaba prender los papeles y no tenía ni fósforos ni encendedor así que se me ocurrió un método alternativo. Tomé una hoja de papel y fui hasta la cocina, prendí la estufa y encendí el papel en las llamas. Creo que fue cuando iba de regreso al patio con la hoja encendida que mi mamá me vio y me siguió.
Dejé caer la hoja de papel en el sartén y todo se empezó a prender. Tomé la almohada del piso para dejarla caer al fuego mientras mentalmente me despedía de mis preocupaciones y deseaba nuevos sueños.
Mi mamá que se había detenido en la puerta del patio a ver lo que yo estaba haciendo dijo en tono de regaño:
-Andrés, ¿usted que está haciendo?
Sorprendido al verla le respondí -Nada, voy a quemar la almohada.
-¿Cómo así? ¿Usted qué va a hacer?
-Ya le dije, a quemar la almohada.
-¿Para qué la va a quemar?
- Madre, es mi almohada y la quiero quemar.
- Esa no es su almohada, la hice yo.
- Pero es mía, la quiero quemar y ya.
Mientras yo seguía sosteniendo la almohada para dejarla caer mi mamá vino hacia mí, tomó un extremo y haló tratando de quitármela pero yo no la solté.
- Andrés, suelte esa almohada
- No madre, ¿Por qué?, déjeme
- Usted no la va a quemar, si no la quiere déjeme yo la regalo.
- Madre, ¿a quién le va a regalar una almohada? y ¿quién se la va recibir?
- ¡Andrés, que no la va a quemar me hace el favor!
Yo tiré de la almohada con fuerza y mi mamá la soltó. Se dirigió rápidamente a la cocina y empezó a buscar algo en la alacena. Yo, imaginando lo que iba a hacer dejé caer la almohada en las llamas y vi como se empezó a quemar. No alcanzó a consumirse mucho porque en ese momento mi mamá regresó con agua en una jarra y la dejó caer sobre las llamas, apagando todo.
Mirándome con rabia, dijo - Usted no va a hacer ninguna brujería- . Enojado le respondí - ¿Cual brujería?, no sea boba -. A mi me respeta -. Me dijo antes de dar media vuelta para volver a la casa y encerrarse en su habitación.
Yo me quedé viendo como salía humo de los restos de la fogata con una mezcla de rabia y risa antes de irme a acostar.
Al día siguiente en la mañana aún estaba en el patio el sartén, los papeles y la almohada a medio quemar aunque al regresar en la noche, todo había desaparecido.
Mi vieja almohada era diferente a las demás de mi casa porque la hizo mi mamá alguna vez con una tela para la cual no halló mejor destino y yo me apropié de ella porque era compacta y mantenía la forma. Pero la vieja almohada no tenía punto de comparación con la nueva que me dio Osher y que tiene tecnología de ‘espuma inteligente.’
Me di cuenta que era noche de luna llena y me pareció perfecto hacer una especie de ritual para despedir a mi vieja almohada. Así que me comencé mi tarea. Salí al patio y fui al rincón de las cosas olvidadas entre las cuales sabía que había un gran sartén usado algunas veces en diciembre para hacer natilla de la forma tradicional. Tomé el sartén y lo llevé al centro del patio. Luego fui a buscar papeles y los eché en el fondo. Nuevamente entré a la casa y busqué alcohol. Mientras yo entraba y salía de la casa mi mamá estaba distraída viendo sus novelas.
Cuando ya tenía todo listo fui a buscar la almohada. La puse en el fondo del sartén y rocié todo con alcohol. Saqué la almohada y la dejé a un lado. Ahora necesitaba prender los papeles y no tenía ni fósforos ni encendedor así que se me ocurrió un método alternativo. Tomé una hoja de papel y fui hasta la cocina, prendí la estufa y encendí el papel en las llamas. Creo que fue cuando iba de regreso al patio con la hoja encendida que mi mamá me vio y me siguió.
Dejé caer la hoja de papel en el sartén y todo se empezó a prender. Tomé la almohada del piso para dejarla caer al fuego mientras mentalmente me despedía de mis preocupaciones y deseaba nuevos sueños.
Mi mamá que se había detenido en la puerta del patio a ver lo que yo estaba haciendo dijo en tono de regaño:
-Andrés, ¿usted que está haciendo?
Sorprendido al verla le respondí -Nada, voy a quemar la almohada.
-¿Cómo así? ¿Usted qué va a hacer?
-Ya le dije, a quemar la almohada.
-¿Para qué la va a quemar?
- Madre, es mi almohada y la quiero quemar.
- Esa no es su almohada, la hice yo.
- Pero es mía, la quiero quemar y ya.
Mientras yo seguía sosteniendo la almohada para dejarla caer mi mamá vino hacia mí, tomó un extremo y haló tratando de quitármela pero yo no la solté.
- Andrés, suelte esa almohada
- No madre, ¿Por qué?, déjeme
- Usted no la va a quemar, si no la quiere déjeme yo la regalo.
- Madre, ¿a quién le va a regalar una almohada? y ¿quién se la va recibir?
- ¡Andrés, que no la va a quemar me hace el favor!
Yo tiré de la almohada con fuerza y mi mamá la soltó. Se dirigió rápidamente a la cocina y empezó a buscar algo en la alacena. Yo, imaginando lo que iba a hacer dejé caer la almohada en las llamas y vi como se empezó a quemar. No alcanzó a consumirse mucho porque en ese momento mi mamá regresó con agua en una jarra y la dejó caer sobre las llamas, apagando todo.
Mirándome con rabia, dijo - Usted no va a hacer ninguna brujería- . Enojado le respondí - ¿Cual brujería?, no sea boba -. A mi me respeta -. Me dijo antes de dar media vuelta para volver a la casa y encerrarse en su habitación.
Yo me quedé viendo como salía humo de los restos de la fogata con una mezcla de rabia y risa antes de irme a acostar.
Al día siguiente en la mañana aún estaba en el patio el sartén, los papeles y la almohada a medio quemar aunque al regresar en la noche, todo había desaparecido.
>(*-*)< Del viaje.
Para las personas que se entretuvieron con mis "Notas de viaje" y quieren tener un relato algo más objetivo con datos útiles si deciden irse de Mochileros por la ruta Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, les recomiendo el diario de mi compañero de viaje: parte I y parte II.
Agradecimientos.
Señores, muchas gracias por pasar por este espacio y entretenerse un poco con lo que escribo. Creánme que lo hago con gusto y espero lo reciban igual.
Para las personas que se entretuvieron con mis "Notas de viaje" y quieren tener un relato algo más objetivo con datos útiles si deciden irse de Mochileros por la ruta Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, les recomiendo el diario de mi compañero de viaje: parte I y parte II.
Agradecimientos.
Señores, muchas gracias por pasar por este espacio y entretenerse un poco con lo que escribo. Creánme que lo hago con gusto y espero lo reciban igual.
Se que hace mucho no dejo comentarios en los blogs pero sigo bloqueado desde el trabajo y son muchas las cosas que tengo que hacer para seguir publicando.
5 comentarios:
Hola don Andrés, dichosos los ojos que lo leen jejeje. Bueno lo de las manías de las mamás ... eso tiene cola. La mia siempre trata a mi papa de "mi exmarido"(separados hace...30 años) pero pobre de aquel que se le ocurra llamar "esposa de ..." a la actual compañera de mi padre (con la que lleva 18 años) porque bien preferiría ir a los quintos infiernos que aguantarle la cantaleta y la mala cara.
La otra fue cuando le regalé a mi hermano unos pantalones que ella me había dado para diciembre pero que son talla 32 y este pechito se sigue manteniendo en los mismos 28 de su tierna y lejana adolescencia. Dejo de llamarme por un mes y armó un drama digno de novela venezolana o de univisión.
Hey, que rico volverlo a tener por acá.
Quike.
Hmmm... creo que el problema ahí es que Andrés no se acordó que la única que tiene derecho a hacer brujerías en la casa es la mamá... y no sólo la de Andrés, la de cualquiera, los métodos de ablación de penas radicales: quemas, descuartizada de cartas, desgarro de ropas, estrelladas de cds, no existían en su época y por esa misma razón creen que uno pactó con el demonio cuando lo hace...
Un abrazote.
Je, je, je.... como no pude comentar hace semanas ya se me olvido... y tengo blogger bloqueado y poco tiempo... pero ahora recuerdo....
Gracias por recomendar mis diarios de viaje en tu blog. Si alguien necesita info de el viaje que hicimos o del que yo hice antes, pues dales mi contacto.
Saludos desde New Delhi!
Mirá para lo que se puede prestar una almohada vieja, todo un ritual... Me quedo con la imagen de tu madre y vos peleando por la almohada, ja!
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