sábado, julio 17, 2010

Que alguien me lo saque

Andrés: Que alguien te saque qué?
Hugo: Francisco
Andrés: Pero es que nadie te lo metió
Andrés: tu te lo metiste solito
Andrés: y tu solito vas a tener que sacártelo
Andrés: Es como cuando uno se mete una botella?
Hugo: ^o) qué? cuál botella? yo no me he metido nada

Y todo fue porque esta mañana desayunando con los Juanes terminamos hablando de unos vídeos que habíamos visto en los cuales a alguien le da por meterse una botella recto arriba con horribles consecuencias y aunque la comparación más que odiosa puede ser asquerosa me puse a pensar si el hecho de que uno se meta a una persona en la cabeza y en el corazón no se asemeja en algo a meterse una botella. No lo he hecho pero mi imaginación me da para pensar que la experiencia completa no dista mucho.

El sujeto. Hay ganas, deseo, necesidad o alguna fuerte sensación que se quiere calmar. El sujeto tiene la disposición, la idea que ronda en su cabeza no sobre lo que quiere si no el cómo lo va a obtener.

El objeto. Puede ser que las simples casualidades de la vida hicieron que una botella vacía de gaseosa estuviera en ese momento en la habitación del sujeto. Ela ahí, inmóvil, estática y totalmente ignorante... pues claro, si es una botella. La botella no decide sobre lo que es ni sobre lo que será en algunos momentos.

La respuesta. El sujeto puede buscar en su entorno, piensa, desea y ahora sólo busca la satisfacción. Le búsqueda termina cuando ve la botella. La mira y se pregunta si pudiera ser lo que necesita. La toma y la analiza preguntándose si pudiera cumplir sus demandas. La palpa, la siente y encuentra que es dura y estriada. La respuesta.

La preparación. El sujeto sabe que hay que prepararse y se provee de lo necesario para facilitarle a la botella su objetivo. Ha de estar lubricada, ha de ser dirigida al interior cual explorador de nuevos mundos. Eso pensaría la botella, si pensara. Tan sólo falta posicionarse y acercar el extremo superior de uno al extremo inferior del otro.

El acto. Contacto con la superficie externa. Presión de empuje constante. Velocidad lenta. Inicia proceso de entrada. Avance 0.5 cm. Condiciones favorables. Se experimenta resistencia. Se detiene avance. Espera. Nuevamente se inicia el proceso. Se alcanza mayor profundidad. Mayor empuje. Nivel de avance 60%. Inicia proceso de lenta fricción contra las superficies presentes. Aumenta velocidad del movimiento. Se inicia secuencia de retroceso. Para. Avance. Para. Retroceso. Para. Avance. Secuencia de movimientos combinados a máxima intensidad. Se siente un gran espasmo. Choque contra la superficie. Pérdida de aire. Creación de vacío. Objeto acoplado permanentemente en superficie. ¡Houston, lo hemos logrado!

El problema. El sujeto ha satisfecho su deseo y el paso a seguir es deshacerse de las evidencias de lo que pasó empezando por lo más fluido y siguiendo con lo más rígido. De lo primero se deshace en la ropa sucia y lo segundo sabe que tiene que hacerlo despacio. Toma con firmeza la botella y de forma firme y lenta hala en la dirección opuesta a la que le dictó su deseo. Es comprensible, ya cumplió su objetivo y no hay razón para dejarla en donde está. Además la vida debe seguir y hay otras cosas de que ocuparse y sería difícil con la botella ubicada en donde está. Hala. Pausa ¿Hay resistencia? Hala una vez más, ahora con más fuerza. La botella no avanza. Hala más fuerte. Houston, experimentamos fuerzas de empuje hacia el exterior. No hay problema, el acople a la superficie se mantiene firme. Dolor. El sujeto se da cuenta que tiene un gran problema.

La negación. "No puede ser, esto no me puede estar pasando."

La rabia. "Salí, dale, a ver, maldita botella." Dolor

La fe. "Señor, que salga. Si sale te prometo que doy un mercado a los pobres."

La presión. "No, ya van a llegar mis papás ¿Qué hora es?"

El autoflagelo. "Por gracioso, quién me mandó, nadie. Es que sólo a mí se me ocurren estas cosas"

La desesperación. "qué voy a hacer, qué voy a hacer, qué voy a a haceeeer?"

La calma. "Cálmate, respira, piensa Que-voy-a-hacer? ...qué voy a hacer, qué voy a haceeeer?"

Las opciones. Y es justo en esta parte Hugo que yo digo que estás tú. Esa botella ya está adentro y preguntas por alguien que te la saque. Bueno, vamos a pensar en las alternativas.

Alternativa 1: La paciencia. Consiste en esperar pacientemente a que por algún tipo de movimiento involuntario y fortuito el vacío que mantiene la botella bien fijada a tu interior se llene de aire y la botella simplemente busque la salida. Probablemente va a tomar su tiempo y esperemos que la capacidad de tu cuerpo para adaptarse a los cambios no sea tal que se acostumbre a su nueva extensión. El cuerpo es así, luchará por sacar lo que no le pertenece pero al ver que no puede deshacerse del objeto extraño buscara como acogerlo, rodearlo y atraparlo así sea en su interior. Guacala! no me imagino la botella finalmente recubierta de piel y pendiendo permanentemente del recto.

Alternativa 2: La autosuficiencia. Puedes llegar a pensar que la solución está en tus manos y que tú debes solucionarlo por ti mismo. Es en ese momento en que piensas que la solución está en quebrar la botella. Puede ser un error que pagues literalmente con sangre así que te aconsejo que no lo intentes. Tal vez si le perforas una entrada de aire. Una sierra. No, no, no. Es vidrio.

Alternativa 3: Un profesional. Lleva muchos pasos, desde el desplazamiento hasta el profesional, hasta explicarle - si llegara a ser necesario- cómo terminaste con una botella... ahí. La vergüenza. Pero hay esperanza. Se necesita avisar a un familiar. No, más vergüenza. El fin de una vida normal. La cirugía. La cicatriz y la experiencia que vas a tratar de olvidar pero será recordada por parte de los primos en las reuniones familiares, en las rumbas si es que alguna loca chismosa se enteró o cada vez que el cuerpo te pida usar sus vías de evacuación.

Hugo, no sé si en algo ayude todo este asunto de la botella. Si te pone a pensar sobre lo que vas a hacer pero creo que ya la botella está ahí y hay que sacarla. Sólo que sabes que no va a ser tan fácil si está bien adherida y sabes que puede ser una experiencia dolorosa.

De verdad espero que esto te sirva si no para pensar en cómo sacarte a Francisco al menos para que no se te ocurra nunca en la vida meterte una botella.

Un abrazo,