martes, octubre 07, 2014

Carta para Juan #1. Chuchú.

Hola Juan.

Me quedó sonando tu propuesta de escribir estas historias de desaciertos amorosos y lo hago para tu disfrute en medio de los vientos del otoño y las tareas de la universidad.

Tu me presentaste a Chuchú esa noche en la que estábamos celebrando tu cumpleaños y me gustó. Empecemos por ahí, me gustó. Es difícil que a mí me guste alguien y Chuchú me gusto. Esas cejas, esa sonrisa, esa forma de ser dulce e inocente. Antes de irse le pedí el número y quería llamarlo. Justo al siguiente día apareció Jhonathan y como ya estaba saliendo con él, decidí respetar la prioridad y no llamar a Chuchú. Con Jonathan salí como siete meses así que la oportunidad con Chuchú se esfumó.

Hace unos meses hablando contigo de mi futuro amoroso me acordé de Chuchú y de una lo llamaste. Así supimos que estaba viviendo en Cartagena y eso me bajó el ánimo. La distancia es siempre un gran obstáculo y más para lo que todavía no es. Sin embargo, hice la primera comunicación por WhatsApp. Le escribí diciéndole que él vivía en pecado, que estaba enfermo y que Jehová era el camino. Como era de esperar lo tomé fuera de base y la curiosidad le fue ganando hasta que le dije quién era yo y empezamos a conversar. Yo empecé a saludarlo en las mañanas y a despedirme en las noches y Chuchú empezó a responder. A veces hasta me saludaba primero. Así siguieron los mensajes unas dos o tres semanas y luego algunos días de silencios y después algún otro saludo y así. Yo no esperaba algo más pero me parecía una situación agradable.

Un sábado yo había acordado un encuentro con JuanSan. Tu sabes como está de bueno y cuadramos para que llegara a mi casa por la noche. Mi idea no era salir, más bien amanecer y probablemente acompañado por JuanSan. Inesperadamente llamó Chuchú a decirme que estaba en Medellín y que sería rico que nos viéramos. Yo me alegré mucho por lo de Chuchú y me sentí enredado con lo de JuanSan. Mi plan fue decirle a JuanSan que iba a salir después de nuestro encuentro. JuanSan no tuvo problema, vino a mi casa, cenamos y luego nos relajamos como solemos hacerlo. Hablé con Chuchú y él quedó en pasar a recogerme para salir. A JuanSan le dió porque quería salir también e hizo caras y sacó sus típicas manipulaciones, que que rico salir, que estaba aburrido, que no tenía plata y como ya me lo conozco no lo invité pero le dije que lo llevábamos en el taxi y así fue. Terminamos llegando al parque del Poblado en el mismo taxi Chuchú, JuanSan y yo. 

Después del parque siguió ir a bailar. Estuve muy cercano a Chuchú, bailamos rico, me dijo que fuera a visitarlo a Cartagena y yo le dije que así iba a ser. Al momento de irnos, le propuse que amaneciera en mi casa y él accedió. Dormimos, estábamos muy cansados. En algún momento de la madrugada hubo un acercamiento con casi todo pero sin un feliz término. Me gustó mucho. Nos abrazamos y dormimos hasta el otro día cuando me desperté porque él había entrado al baño. Yo me levanté, le ofrecí desayuno y él solo dijo que se quería ir y se fue.

En las conversaciones posteriores me preguntó por JuanSan, por lo que éramos o lo que hacíamos y yo evadí el tema. A la siguiente semana lo primero que hice fue buscar tiquete para Cartagena. Le pregunté a Chuchú si podía ir y si me recibía y dijo que sí. Los siguientes días yo le escribía y las respuestas eran muy limitadas en comparación a la forma en la que hablábamos antes de él venir a Medellín. Por ahí en una conversación antes del viaje, volvió a salir el tema de JuanSan. Yo le dije que simplemente no tenía algo con él.

Llegué a Cartagena, me encontré para cenar con la familia de mi ex y después llegué a donde Chuchú. Le di los regalos, hablamos y me acerqué para un abrazo y noté un poco de resistencia. Igual, como soy persistente, en algún momento lo abracé mucho y terminamos echados en la cama hablando. En la conversación le conté lo que pensaba de él, lo mucho que me gustaba y como me gustaría que se pudiera dar una relación, aunque estaba consciente de la distancia. Él me dijo que me diría lo que él pensaba a lo largo del fin de semana. Me pareció curioso que me dijera eso pero bueno. Así nos la pasamos abrazados en la cama hasta que era casi media noche, hora en la que se sale a rumbear en Cartagena. 

Fuimos a un bar muy chévere en el centro histórico, me presentó algunas amigas y conversamos y disfrutamos la música. A altas horas de la noche fuimos a un lugar de moda al que entramos gratis gracias al levante de una de las amigas y finalmente a la casa. Nos acostamos y dormimos juntos Chuchú, el aire acondicionado y yo. No pasó nada más allá de abrazos.

Al siguiente día Chuchú se levantó y fue a recoger un examen de VIH que se había hecho, con resultados no reactivos. Hice el desayuno, hicimos más pereza, preparamos la nevera, el vino rosado, el ginebra y luego del mediodía salimos a buscar almuerzo y comprar hielo y aguas tónicas para pasar la tarde en la playa con el sol, la música y algunos tragos.

A eso de las 6:30 PM pasó 'casualmente' por nuestra carpa un muchacho llamado AndrésX, según entendí, amigo reciente de Chuchú. Hablamos, compartimos el vino y nos despedimos. Ya en la casa Chuchú y yo nos recostamos de nuevo y Chuchú se quejó de la espalda. El tema de la espalda no era nuevo, ya sabía desde hacía semanas que tiene algunos dolores y aún en la la playa habíamos hablado de eso y le ofrecí un masaje. Así que le recordé la oferta y él la aceptó sin vacilar. Como te imaginarás, el masaje tuvo un 'happy ending.' 

Lo que siguió fue ducha y yo empecé a hacer la cena. En esas estaba cuando Chuchú dijo que el man de la playa, AndrésX, iba a venir y se puso a organizar todo y se cambió la ropa y demás. Yo me di cuenta que en la basura estaba bastante visible mucho papel higiénico y un condón y le dije que ojo con la basura. Él hizo la pausa, sacó la bolsa, la cerró y me dijo: "Sí, amigo, para que no me pase como a usted." Yo le pregunté el porqué decía eso y me dijo que ese día en mi casa, cuando usó el baño, había visto el condón que yo había usado con JuanSan. A mi se me mezclaron cosas en la cabeza y me sentí contrariado. De lo que me dijo, lo que más me sonó fue ese 'amigo', palabra que siguió usando a partir de ese momento para dirigirse a mí. Llegó AndrésX, conversamos con él, hubo siesta previa antes de la rumba, en una habitación Chuchú y AndrésX y en la otra el aire acondicionado y yo.

Más tarde salimos a un sitio de rumba y yo traté de distraerme con la música, mientras esos dos se comían a besos. Al final de la rumba nos fuimos a dormir, cada quien con su acompañante, es decir, a mi me tocó con el aire acondicionado.

El domingo nos levantamos más temprano, acercamos a AndrésX a su casa y fuimos a desayunar y luego a la playa. Yo no podía ocultar esa mezcla de cosas y le pregunté a Chuchú si él había considerado en serio lo de una relación. Yo le pregunté que si acaso mientras hablamos por WhatsApp él no había tenido nada con nadie. Me dijo que él en Cartagena casi no conocía a nadie, que casi no salía con manes y yo le dije que entonces era circunstancial, que no era porque él no quisiera si no porque le era difícil y él me dijo que para cerrar el tema, que sí, que había tenido la 'disposición' para una relación a distancia.

Yo no ahondé más en el tema porque no me sentía bien. Por un lado veía como él hacía ver todo como que yo la cagué , y yo le daba la razón, y por otro yo sentía que él tampoco es un alma de Dios y disfrutaba toda la situación en la que yo había terminado. Es más, me parecía hasta algo premeditado. 

Todo termina en que fuimos a almorzar, yo empaqué mis cosas, me despedí no muy efusivamente y me fui al aeropuerto.

Y así termina la historia Juan. Yo acepto que el asunto del condón en la basura pudo haber sido una justificación válida para matar lo que no nació pero mi reclamo está en que de haber sabido que así estaban las cosas, hubiera o cancelado el fin de semana en Cartagena o al menos no hubiera echado en la maleta algunos sentimientos y emociones junto al bloqueador y los regalos. 

Juan, un abrazo largo.

Andrés.