viernes, septiembre 19, 2008

¿Un ataque de moral?

No puedo definir por mi mismo que es la moral y por eso dejo esa definición en manos de wikipedia:

"(...) Se denomina moral al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que ofician de guía para el obrar, es decir, que orientan acerca del bien o del mal — correcto o incorrecto— de una acción. (...)"

Luego de entender un poco más qué es la moral les cuento acerca algo que me sucedió y que yo considero hace parte de mis manías y es el hecho de detectar lo que está mal hecho y sentirme enojado al respecto, aunque la mayoría de las veces, como hacen los demás, no haga nada para cambiarlo. En esta ocasión si hice algo.

No se si a todas las personas les pasa pero me siento incomodo con cosas sencillas, como cuando las personas se comen las uvas sin pagar en los supermercados, cuando el taxista redondea por encima lo marcado en el taxímetro o como en mi experiencia particular, que el señor del bus lo obligue a uno a no marcar la registradora.

Cuando uno se sube a un bus entrega el dinero al conductor, quien mientras sigue manejando a unos 60 Km/h con una mano, usa la otra para entregar el cambio. Posteriormente uno se ase con fuerza de dos barras paralelas y empuja para mover lo que en mi ciudad se ha dado por llamar registradora y creo que en otros lugares se llama torniquete. Al paso por dicho mecanismo se escucha un peculiar sonido que indica que se ha incrementado el contador mecánico y ha sido registrado el ingreso de la persona. Es éste el mecanismo de control de los pasajeros y pasajes.

Pero el proceso no siempre se ejecuta de forma normal pues puede ser intervenido por el conductor del bus quien puede extender su mano para detener la registradora -y su conteo-. Personalmente he visto a algunos que se valen de una barra metálica para el mismo objetivo. ¿Y para qué se detiene la registradora? Pues para evitar que se contabilice a quien se sube al bus o lo que es lo mismo, que no se contabilice el pasaje que pudo ser o no pagado según el caso. Si es la novia, amigo, vecino querido, hijo, mamá o ser humano de los afectos o respetos del conductor, éste detendrá la registradora para que la persona se suba sin pagar el pasaje. Cosa que sí hicieron el resto de los demás pasajeros que miran o con envidia o con rabia contenida pero que nunca dicen nada. Cuando la persona de los afectos del conductor ya ha aprendido a violar el control por si sola, lo hace sin la gentil ayuda del conductor. Hasta el momento, la justificación para el no pago del pasaje estaría dada por los afectos del conductor y la 'buena intención' de regalarles el pasaje. Esto sin considerar que en la mayoría de los casos el conductor no es el dueño del bus.

Existe un caso particular en el cual quien se sube lo hace deteniendo la registradora para no marcar y de todas formas le entrega el dinero al conductor. Desde este punto de vista es el pasajero quien le hace un regalo al conductor. Este comportamiento siempre me hace pensar en las diferentes motivaciones que tendrá alguien para regalar su dinero de esa forma.

Finalmente está la situación en la cual el conductor pide el favor de que no se marque la registradora. No hay que desconocer que lo hacen de forma respetuosa y que por costumbre nadie se niega a hacerlo. Es decir que se le está permitiendo al conductor quedarse con la totalidad del pasaje pagado. Esta situación es muy particular porque se le da más importancia al hecho de ser amable y educado y responder de forma positiva al favor solicitado por el conductor que la hecho de que sea un acto deshonesto.

Todo esto para contar en un párrafo lo que me sucedió.

Estaba esperando un bus, éste de se detuvo y yo me monté. Entregué mi pasaje al conductor quien agarró la registradora y me dijo: "Me hace el favor..." Él no especificó cuál era el favor pero esperaba que yo lo entendiera y aunque si lo entendí no quería hacerlo. No le dije que no, tan sólo me quedé ahí parado y luego traté de pasar haciendo marcar la registradora pero como él la estaba deteniendo no podía pasar sin voltearme de lado y subir un poco la pierna. Entonces le dije: "Señor, por favor me deja pasar" y el hombre me dijo que siguiera. Yo nuevamente traté de marcar la registradora y el hombre me dijo: "Por un lado" y yo le respondí: "¿Ah?, ¿Me va a llevar gratis?" En ese momento el hombre me miró como si yo fuera lo peor del mundo. Creo que su novia, quien estaba sentada el lado le dijo: "Déjelo marcar" pero el conductor lo que hizo fue extender su mano, entregarme mi pasaje y decirme en tono amenazante: "Entonces te bajás y esperás otro bus" Yo tomé mi dinero y con toda la dignidad que pude me bajé del bus y me quedé mirando como pasaba lentamente frente a mí mientras el conductor me miraba con todo el odio que podía.

De esta experiencia puedo decir que me sentí bien conmigo mismo porque hice algo que considero correcto y porque de acuerdo con los hechos logre que el conductor lo reconociera como incorrecto. Me sentí diferente y un algo orgulloso de mí mismo como cuando me agacho a recoger alguna basura del piso del Metro. Más tarde pensé en lo estúpido del acto porque nunca se sabe cuando saldrá a flote un arrebato de esa violencia a la que nos acostumbramos y si el conductor hubiera tenido un arma yo pudiera haber sido asesinado.

Son cosas pequeñas, son cosas cotidianas pero es precisamente allí en donde creo que se reflejan los verdaderos valores que tenemos y los verdaderos valores que se transmiten a quienes vienen atrás... probablemente en una bicicleta pegados del bus.

lunes, septiembre 08, 2008

Rapidito: El exorcismo de Manuel

Antes le había preguntado a Manuel si había amanecido donde el gringo, luego de la fiesta, dándose picos con Apandrespues y no me dijo si sí o si no, se limitó a evadir la respuesta y a decirme que yo creía más en chismes.

Estábamos almorzando y entre las cosas que hablamos le volví a hacer la pregunta y él a evadir la respuesta. Le empecé a preguntar entonces por qué no me respondía y siguió evadiéndola hasta que salió con la siguiente frase: "Digamos que fue un exorcismo..."

Yo le dije que me explicara mejor para él que era esto del exorcismo porque se podía dar a muchas interpretaciones y que yo en ese momento lo que podía pensar de un exorcismo es que implicaba a alguien que se rasga la ropa o está semidesnudo, tiene gemidos, palabras sucias, mucho jadeo, sudor, mucha saliva, voces inteligibles, una cama que se mueve, ojo 'blanquiao' y dependiendo del tipo de entidad puede implicar o no la clavada de una estaca. Todo para terminar al final con los actores rendidos y/o durmiendo placidamente hasta el otro día cuando por lo general al menos uno no recuerda lo que pasó.

Manuel se rió bastante con mi interpretación de su ‘exorcismo’ pero faltó más tiempo, un helado, una pequeña caminata y sentarse en un lugar apacible para que me dijera de forma no muy directa que sí.

Por otro lado Apandrespues me escribió para decirme que tenía algo que contarme, nos encontramos, nos sentamos, pedimos cerveza y me dijo: “No se si ya sabés pero me ‘encarreté’ con Manuel.” Siguieron las demás cosas pero esa fue la mejor respuesta, la que me hubiera satisfecho mucho más que el dichoso exorcismo.